Recorremos esta experiencia
llamada Vida, haciéndolo lo mejor que podemos... Queriendo
aprender, buscamos adaptarnos a una sociedad que ha perdido el valor sagrado de
la vida... Con suerte, sobrevivimos a nuestros primeros maestros en el arte de
vivir: familia, amigos, escuela, cultura, fe… y con aún más suerte, saldremos
indemnes del adoctrinamiento de la universidad, el mundo del trabajo, las
normas sociales… manteniendo intacta nuestra libertad para pensar, para sentir…
En este recorrido y siguiendo las
pautas marcadas… nos pasamos la primera mitad de nuestra vida buscando e
intentando atrapar la “seguridad”; la que nos da el amor, la amistad, los
ideales, el trabajo, el hogar, el dinero, la salud… y la segunda mitad,
descubriendo que esto no es posible…
Porqué esa seguridad que tanto
buscamos, se empeña en jugar con nosotros, saltándose todas las barreras con
las que intentamos contenerla?…
No… no todo es erróneo en nuestra
forma de vivir, es una cuestión de sutilezas… la información que se nos ha
transmitido está llena de medias verdades, por eso la hemos adoptado, porque
“parecen” verdad… pero la VERDAD completa, es sólo revelada a un corazón
despierto y a una mente capaz de pensar en libertad… Capaz de comprender y
aceptar algunos conceptos básicos como:
Que el amor se transforma, al igual que los ideales.
Que hay amistades, almas compañeras, de sólo un tramo del camino…
Que la salud va y viene, mientras nuestro cuerpo se adapta a los cambios de nuestra consciencia.
Que nuestro verdadero hogar está en nuestro interior.
Que el dinero llena los sentidos,
pero no el corazón… Y que lo mejor que puede pasarnos en la vida, es vivir la
experiencia de alcanzar esa seguridad, esa confianza, mientras transitamos
dificultades…
La vida es CAMBIO… Son las
primeras palabras que todo niño debería aprender en su hogar y en la escuela… y
deberíamos enseñarles, aunque sólo fuera para evitarles el sufrimiento que
ocasiona la profunda decepción, que de otro modo vivirán, en la segunda mitad
de su vida…
Lo más interesante, es que a pesar
de la experiencia humana acumulada … (lo cual no quiere decir comprensión, ni
sabiduría) generación tras generación seguimos transmitiendo los mismos valores
a nuestra descendencia… como si de forma inconsciente deseáramos que vivan lo
mismo, para reafirmar a través de ellos, nuestra creencia sobre la vida…
En una ocasión, le conté a mi
amigo y maestro Agustín Orea… “Que me
sentía vulnerable, me había enamorado de una mujer y aunque sabía que sería una
relación difícil, su amor y el que yo sentía hacia ella, me hacía sentir una
seguridad que nunca había experimentado hasta entonces… siempre la busqué en mí…
sentir que la seguridad me la traía otra persona… me hacía vulnerable… Que haría
si un día me faltaba?”
-“Vívela…, respondió - aprovecha
esta oportunidad que te brinda la vida…. Aprovéchala aunque dure dos días… esta
experiencia te llevará más lejos … un guerrero descubre la seguridad allí donde
está su corazón…”
Duró mucho más de dos días… y
aunque esa historia de amor acabó sin que consiguiera comprender del todo el significado de sus
palabras… hoy las vivo con todo mi ser y puedo compartirlo contigo…
Las culturas más antiguas de
nuestro planeta, comprendieron hace miles de años el sentido de la vida y legaron
este conocimiento a la humanidad para que pudiéramos vivir en armonía con sus
leyes.
Todo cambia, somos cuerpo y alma,
materia y energía dicen los maestros… Pero en nuestro caminar y mientras
aprendemos a adaptarnos… nos sentimos obligamos a elegir e inconscientemente nos
aferramos a esa elección; cuando lo hacemos, negamos lo contrario… plantando
de esta forma, la semilla de nuestro sufrimiento.
Ciencia o espiritualidad, cuerpo o
alma, razón o sentimiento, sombra o luz, bien o mal.
Cuantas piedras en el camino!!!... pero benditas piedras…
Estas antiguas enseñanzas nos
dicen, que la armonía es generada por dos polos opuestos, opuestos pero
complementarios, no hay separación entre ellos, sino complementariedad, cooperación…
ambos son necesarios para que la vida se exprese en toda su grandeza, es la
eterna danza representada en el símbolo del Tai Ji, más conocido como el
símbolo del yin y el yang, donde el “cambio y la transformación” es la única
constante que permanece inalterable… Donde el AMOR abraza los opuestos para
expresar el verdadero mensaje de la vida…
Este antiguo legado nos dice que… nuestra
mente está conectada a las células que conforman nuestro cuerpo, que nuestro
corazón, centro del sentimiento… está conectado a ambos y que este último está
íntimamente ligado al alma, nuestro vínculo con la inteligencia divina, fuente
de todo lo creado.
También nos dicen que estamos
unidos a las estrellas, al ritmo de los planetas, al corazón de la madre Tierra
y al ciclo constante de cambios de toda su creación bajo la influencia del padre
Cielo.
… Y que lo único que nos separa a
los seres humanos, es nuestra ignorancia.
Así que… si realmente queremos
comprender la VIDA, adaptarnos, encontrar esa seguridad que tanto anhelamos, no
podemos seguir buscado con el mismo mapa, la misma guía que nos confundió a
todos, generación tras generación:
LA CREENCIA IMPLANTADA DE QUE
ESTAMOS SEPARADOS, DE TODO Y DE TODOS.
La búsqueda de la seguridad, de la
confianza, puede transformar nuestra vida cuando alcanzamos la comprensión de
lo que la vida es… Una oportunidad para experimentar el AMOR y la UNIDAD…
Así, cuando descubrimos que vivir
se hace más fácil fluyendo con el ciclo constante de cambios que se producen
dentro y fuera de nosotros…Cuando descubrimos y experimentamos la coherencia interior, siendo “Uno”, en pensamiento, sentimiento y acción…
Cuando descubrimos que el AMOR es la fuerza más poderosa del universo...
La seguridad, la confianza… se convierten en nuestras compañeras…
Y puede que dejemos de estar bien adaptados a esta sociedad y sus leyes, pero nos adaptaremos a las de la VIDA, con toda su magia… y empezaremos a VIVIR... íntegros y unidos a todo y a todos… creando felicidad, y haciendo que esta experiencia llamada Vida se convierta en un acto sagrado, que merezca la alegría ser vivido.
Antonio Mª Rabaneda.
Que bonita tu reflexión Antonio! gracias por compartir una vez mas tu sabiduría. Feliz de que nuestros caminos hicieron posible conocerte. Un abrazo grande.
ResponderEliminarDaniela-Bragado
ya veo, ya, Antonio, que este viaje está dando mucho de sí. Que lo estás aprovechando por todos lados: exteriores, interiores....Que disfrutas de las bellezas de este pais, a la vez que descubres otras intocables e "infotografiables" que quedan en tu cámara oscura. Espero con impaciencia tu regreso; cuéntame cosas mientras tomamos un mate. Un abrazo tanguero.
ResponderEliminarGracias Daniela, un placer conocerte y aprender juntos esta cachito de camino.
ResponderEliminarY a tí Tere, sí.. pronto nos vemos y echamos unos mates mientras compartimos.
Gracias y abrazos a las dos.
Gracias Antonio por compartir tu sabiduría!! es muy bueno conocer seres como vos, vibrando en sintonía!! saludos Silvina
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