Maestro, es poco el tiempo que me queda a tu lado, y me
gustaría agradecerte todo lo que me has dado, -decía un joven monje a su
maestro-, has sido un verdadero padre para mí, me has ayudado a ser el hombre
que soy, a dar sentido a mi vida… te lo debo todo…y ahora me siento preparado para demostrar
que soy merecedor de tu legado… Mi tiempo en el monasterio se acaba y deseo
salir al mundo… siento que si me quedo bajo tu guía y protección, no
podré alcanzar la realización ... quiero demostrar a todos que luchar por lo
que uno quiere, merece la pena, que solos podemos… que no necesitamos nada más
que voluntad, constancia, y amor por el camino elegido, para alcanzar nuestro propósito en la vida…
-Sabes cuantas manos, cuantas vidas son necesarias para que un
alma cumpla su propósito? Preguntó el maestro…
-No entiendo. Dijo el joven monje
-El maestro sonrió… has comprendido la parte esencial
de la enseñanza… -dijo- … pero déjame que te cuente algo… nunca llegamos solos
a ese lugar que anhelamos…
Y continuó diciendo:
Tu hermoso cuerpo, este que has forjado con esfuerzo, entrenamiento y
renuncias, no es fruto sólo de tu hacer… El sol, la tierra, las estrellas… se
unieron en el corazón y el vientre de tus padres para crearte… en un acto de
amor en el que por un instante infinito fueron dioses… invitando a tu alma a
hacerse carne.
Tu cuerpo ha crecido con el sacrificio de seres que ni
siquiera has tenido en cuenta hasta hoy… cuantos seres en el mundo animal y
vegetal han entregado con gusto su vida con el fin de darte calor y alimento?,
cuantas manos amorosas lo han preparado para ti…?
La confianza que hoy te llena no estaría contigo si no
hubieras crecido con el amor y el apoyo de tu familia, tus amigos, tus
compañeros… necesitarás su ayuda cuando tus heridas deban sanarse, cuando las
dificultades aparezcan, y olvides el propósito…
La confianza que acompañe en el futuro tu caminar, no
será completa sin la presencia de tus enemigos… son ellos los que te pondrán a prueba , son ellos los que te empujarán a mejorar tu
técnica, los que te harán grande en el combate, los que te ayudarán a comprender
que el AMOR es la fuerza más poderosa del universo..
El conocimiento que hoy llega hasta ti y te ayuda a
entender las leyes universales, tu cuerpo, tu energía, tu verdad… no es fruto
sólo de tu inteligencia, ni de mi sabiduría… detrás de mí, están mis ancestros
y los tuyos, que dedicaron sus vidas a comprender la VIDA, dejando su legado
para que hoy continúe en ti…
Aún piensas que puedes llegar sólo?...
Alguien limpia el camino que hoy transitas, alguien
elabora la ropa que te abriga, las armas que ponen a prueba tu destreza, los
textos que apoyan tu aprendizaje, los muebles que los soportan, el hogar que
habitas…
Y un día casi sin darte cuenta serás la mano que
acompañe, que eduque, que comparta todo lo aprendido… y agradezca… como lo hizo un día mi maestro …como yo lo
hago hoy contigo, hijo mío…
Porque nunca llegamos solos a ese lugar que anhelamos…
Antonio Mª Rabaneda.
Dedicado a la memoria de mi maestro Alain Baudet.