A día de hoy, abro este nuevo apartado para que todo aquel que lo desee, pueda aportar testimonio sobre su experiencia personal con la práctica del Zhineng u otros estilos de Chi Kung.
Si crees que tienes algo que aportar, por favor, no dudes en compartirlo. Puede ser de gran ayuda.
Si crees que tienes algo que aportar, por favor, no dudes en compartirlo. Puede ser de gran ayuda.
Como cualquier medio abierto a todos, tendrá sus normas... basadas únicamente en el respeto, es decir, tu testimonio será publicado siempre que guardes las formas a la hora de expresarte, y lo hagas con tu nombre, desde aquí, cualquier crítica o comentario positivo, serán bienvenidos.
Os doy las gracias de antemano y espero que este apartado se llene de Vida.
Comienzo con un testimonio de curación recogido de la pág. del maestro Luke Chan.
Por cuestiones legales, el maestro Luke, cambió el nombre de Zhineng por Chilel, pero es el mismo sistema de práctica.
Testimonio nº1
Esta experiencia de curación, está incluida el el libro "101 milagros de curación natural" Escrito por Luke Chan.
En 1972, La Maestra Lin Shua-Hua se sometió a una cirugía para extirpar un tumor benigno en la garganta. El tumor reapareció cinco años después, extendiéndose a su esófago. Era tan doloroso que no podía comer alimentos sólidos. En 1983, se sometió a una cirugía mayor y perdió su voz. Siete años más tarde, el tumor volvió a aparecer y esta vez era maligno, ella quedó inmovilizada y tuvo que ser alimentada por vía intravenosa. Llegó a pesar setenta y nueve libras (36kg), un mero esqueleto.
"Cuando los médicos le dijeron a mi esposo que no había nada más que ellos podían hacer por mí, abandoné toda esperanza de supervivencia. Solo podía estar en la cama, con un terrible dolor, esperando la muerte”.
"Así que cuando mi hijo me sugirió que aprendiera Chilel (Zhineng Chi Kung), yo no estaba de humor para escuchar. Sin embargo, mi hijo era tan persistente que finalmente accedí a intentarlo. En un primer momento necesitaba tres personas para que me llevaran a la práctica del Chilel, pero después de veinte días, tuve la oportunidad de ir allí por mí misma. Cuando mi estómago comenzó a dolerme mucho, mi profesor me aseguró que era un buen síntoma, y que yo estaba respondiendo bien al Chi. Increíblemente, en el plazo de tres meses había recuperado mi salud! Cuando fui de nuevo a mis doctores para un chequeo, no podían creer lo que veían, porque yo había sobrevivido contra viento y marea ".
"Cuando los médicos le dijeron a mi esposo que no había nada más que ellos podían hacer por mí, abandoné toda esperanza de supervivencia. Solo podía estar en la cama, con un terrible dolor, esperando la muerte”.
"Así que cuando mi hijo me sugirió que aprendiera Chilel (Zhineng Chi Kung), yo no estaba de humor para escuchar. Sin embargo, mi hijo era tan persistente que finalmente accedí a intentarlo. En un primer momento necesitaba tres personas para que me llevaran a la práctica del Chilel, pero después de veinte días, tuve la oportunidad de ir allí por mí misma. Cuando mi estómago comenzó a dolerme mucho, mi profesor me aseguró que era un buen síntoma, y que yo estaba respondiendo bien al Chi. Increíblemente, en el plazo de tres meses había recuperado mi salud! Cuando fui de nuevo a mis doctores para un chequeo, no podían creer lo que veían, porque yo había sobrevivido contra viento y marea ".
"¿Por qué fue su hijo tan persistente en persuadirla a aprender Chilel?"
"Debido a que él mismo había sido curado de una enfermedad extraña. Solía usar guantes en la escuela porque sus manos tenían muchas partículas pequeñas de carne que colgaban de ellas. Sin embargo, después de practicar Chilel durante quince días, sus manos fueron curados."
"Además, mi hijo me dijo que nuestra maestra de Chilel también había sido salvada por Chilel. En 1986, cuando Lao Shi ( Pang He Ming) llegó a nuestra ciudad, tres cuartas partes de su corazón no estaba funcionando y su piel estaba casi negra. Después de escuchar a Lao- shi, empezó a estudiar Chilel y se recuperó por completo. "
Testimonio nº 2
"Debido a que él mismo había sido curado de una enfermedad extraña. Solía usar guantes en la escuela porque sus manos tenían muchas partículas pequeñas de carne que colgaban de ellas. Sin embargo, después de practicar Chilel durante quince días, sus manos fueron curados."
"Además, mi hijo me dijo que nuestra maestra de Chilel también había sido salvada por Chilel. En 1986, cuando Lao Shi ( Pang He Ming) llegó a nuestra ciudad, tres cuartas partes de su corazón no estaba funcionando y su piel estaba casi negra. Después de escuchar a Lao- shi, empezó a estudiar Chilel y se recuperó por completo. "
Testimonio nº 2
Hoy día 1 de mayo puedo
decir que hace ya un año que estoy en el camino que me ha marcado el Chi Kung.
Fue el mayo del año pasado que me personé a mi primera clase, decidida a
empezar de nuevo con otra (de entre tantas que a lo largo de mi vida he
realizado) modalidad para trabajar mi cuerpo y mi mente.
La vida, Dios, las
fuerzas del Universo… llamadles como queráis. Es ella (él, ellas) la que me
guió para que iniciase este camino de no-retorno hacia la LUZ.
Esta vez, mi guía fue
una bellísima persona y compañera de profesión que con su explicación encendió
esa llamita que todos en alguna ocasión hemos sentido en nuestro interior y que
ilumina esta nuestra senda.
En este escrito no voy
a hablar de curación de enfermedades físicas pero sí de una que tiene que ver
con el ALMA.
Esta enfermedad a veces
es casi peor que algunas de las dolencias que podemos llegar a padecer. No se
ve. No se puede tocar. No se puede radiografiar. A veces, incluso, no nos
atrevemos a hablar de ella. La ocultamos detrás de un “estoy bien, gracias”, “voy
tirando”, “tengo ganas de que llegue el viernes!”, etc. etc.
Ahora, estos síntomas
me resultan perfectamente visibles, en mi (todavía y por supuesto) y en los
demás. Puedo reconocer en las miradas el
desconcierto, la soledad, el desespero, la desubicación, el ‘vagar por este
mundo porque me ha tocado vivir’, el desamor… y un largo etcétera que ahora me
atrevo a resumirlo con una sola palabra:
MIEDO.
Siempre me he
reconocido como una persona con miedo. Un sentimiento muy presente a lo largo
de toda mi vida y con muchas dificultades para superarlo (y también para
esconderlo ante las miradas de los demás). Miedo a decir lo que siento y lo que
no siento, miedo a defender mis ideas contrarias a las de los demás, miedo a no
querer, miedo a no estar a la altura de los demás, miedo a no ser ‘lo
suficiente’ que debiera… y, después de un gran etcétera, miedo al miedo.
Ahora todo ha empezado
a cambiar y a ser diferente. YO he empezado a cambiar y a ser diferente:
siento, hablo, miro, sonrío, pienso, abrazo y beso diferente.
Hay dos palabras, dos
sentimientos, que han empezado a ocupar un lugar preferente en mi vida:
AMOR
y GRACIAS
Oír los latidos de mi
corazón y sentir como vibra ha sido una de mis últimas y más emocionantes
experiencias. Qué lejano que lo tenía y que fuerte que lo siento latir ahora. Decir
sin miedo ‘te quiero’, sin esperar nada a cambio, amar sin condición y sin
clasificaciones. Es como una onda expansiva que puede abarcar el mundo y el
Universo sin apenas esfuerzo. Me siento como una viajera que emprende con
ilusión este camino que no tiene marcha atrás. !Toda una aventura¡.
Gracias… gracias por
haber vivido lo bueno y lo malo, gracias por vivir, por darme cuenta que mi
conciencia empieza a despertar, por haberme encontrado con personas que me
hacen crecer, gracias por sentirme parte del Universo, por sentir que me muevo
a su ritmo y por percibir su luz. Gracias por estar en este punto concreto de
mi proceso de evolución y por la espera de todo lo que la vida me quiera
regalar. GRACIAS!
Os quiero y os abrazo.
Laura
Hola!! Quisiera compartir la experiencia que he tenido y sigo teniendo con el chikung, es difícil poner palabras a la practica para mi, ya que hay mucho sentimiento en este trabajo y a veces lo que se siente solo se siente sin mas.... pero bueno me animo a expresar un poco mi experiencia. Es fantástico!!!!a través de la practica he conseguido encontrar mucha calma en mi cuerpo y en mi corazón, todo se fusiona y se integra como un todo cada vez que lo hago, yo me hago parte de ese todo mi cuerpo, con mi corazón, con mi mente, con la tierra, con el cielo, mis compañeros....llego a comprender, sentir y ver como todos somos parte de todo, aunque intelectualmente esto lo creo y lo pienso, con la practica lo siento y lo siento no con la cabeza si no con el corazón, lo cual me ayuda a llevarlo y aplicarlo cada día a mi vida cotidiana con más conciencia y comprensión, mi vida por la tanto cada día va transformándose en estados cada vez más agradables y de disfrute con todo, todo se transforma cada vez más positivamente, todo empieza a llenarse de amor, empezando por mi cuerpo y expandiéndose hacia afuera luego.
Es necesario para mi agradecer enormemente a Antonio ya que su calidad de trabajo no solo me parece excelente, su entrega y generosidad y respeto con su conocimiento me resulta admirable y me da un hermoso ejemplo para el camino de mi vida, gracias maestruli.!!!!!
Animo a cualquier persona que se anime a emprender este camino que nos mantiene reconciliados con nosotros mismos y por lo tanto con esta hermosa vida que tenemos para vivir y disfrutar.
Gracias.
Emilia.
Testimonio nº 4
Desde el Corazón.
Conocí a Antonio en el año 2003. Por aquel entonces me había trasladado a vivir a Málaga y tenía un grupo de personas a las cuales les daba clases de Wingchun.
A raíz de un artículo que escribí sobre este estilo de kungfu, fue como conocí a mi Maestro,amigo y hermano ya que hubo un punto de encuentro y empezamos a entrenar e intercambiar conocimientos entre ambos.
Desde el primer instante fue pura conexión ya que Antonio vibra en el más puro amor y seres así te tocan muy adentro.
Mucha amistad, mucho cariño, mucho compartido...y al final él
se marchó justamente a donde yo había vivido (Barcelona); pero no se fue
sin más... me ofreció un regalo que encendió la chispa que ahora
ilumina mi interior: El Zhineng Chikung.
La vida en su estado más puro nos ofrece la oportunidad de
evolucionar; y así después de mucho sufrimiento, mucho dolor por cosas
que todos tenemos que experimentar, empecé a caer en un lugar oscuro de
mi mente al no soportar todo lo que el destino me traía.
Así que aunque todo era un caos a mi alrededor e incluso dentro de mi propia mente; empecé a centrar mi atención en lo más hondo de mi corazón a través de la aceptación, la renuncia, el perdonarme y perdonar, amarme y amar y sobre todo a una constancia en la práctica e investigación de las emociones a través del Zhineng Chikung y el estado de quietud para conocer mi propia verdad interior, y así murió todo lo que era y volví a nacer siendo alguién totalmente distinto.
Como no podía ser de otra forma, empecé a viajar a BCN para hacer el curso de EL ARTE DE LA AUTOCURACION , Y las experiencias con mis herman@s, con Antonio en estos retiros no se pueden describir con palabras...el amor, el gozo, la plenitud, la conexión con el todo...los abrazos sinceros, las lágrimas de pura vida brotando por mis ojos...La Magia nos envolvió a todos y Antonio volcó toda su alma para transmitir su esencia e impregnarnos con la Sabiduría del Corazón
Ahora ya nunca seré el mismo, mi vida la dedico a aprender a amar, a sanarme y a sanar a quién lo necesite, a compartir todo lo que aprendo cada día, a practicar con la intención de Ser y todo ello gracias a las personas que como Antonio... han decidido hacer de éste mundo un lugar mejor.
Aprovechad la ocasión de dejaros tocar por sus enseñanzas, abriros a vivir con el corazón desterrando el miedo...os aseguro que vuestra existencia yá nunca será igual.....
ANTONIO....GRACIAS POR TODO
Pedro Ramal Lozar.
Testimonio nº 5
Escuchándome.
Con
los años me fui dando cuenta como mi cuerpo me iba hablando y yo no le
escuchaba lo suficiente.
Llegué
a límites excesivos de estrés y auto exigencia que me pasaron factura por no
tenerme en cuenta, viviendo siempre desde fuera.
Vivía
con el corazón atado, pendiente de las
demandas afectivas-emocionales de los demás; no sabía decir “no” pues me dolía el sufrir
del otro. El tiempo me enseñó que a veces, no ayudamos sino que interferimos en el camino de los demás y no
permitimos su avance.
Mi
cuerpo se expresaba y yo continuaba
viviendo sin reconocerme, sin valorarme, sin saber quién era realmente.
La
primera parada en este viaje de la no escucha fue en seco. Mi tiroides me dejó
casi inmovilizada, mi corazón iba a 136 pulsaciones, mi sistema nervioso se
desbordó y mi cerebro no permitía pensar
más de una acción solo podía hacer cosas si las hacía muy poco a poco. Los
mensajes eran claros.
La
doctora quiso darme pastillitas y me dijo que era una enfermedad autoinmune. Le
contesté que si mi cuerpo estaba comprendiendo erróneamente una orden y estaba
destruyendo mi glándula tendría que encontrar la manera de cambiar esa
información. Ella sonrió y me dijo que yo no podría hacer nada al respecto. Le
dije que necesitaba tiempo. Y empecé a escuchar a mi cuerpo e intentar darle lo
que necesitaba cambiando actitudes en mi vida diaria. Empecé a meditar con
respiraciones y visualizaciones.
Con
el tiempo mi tiroides empezó a funcionar correctamente.
Las
presiones en mi trabajo me exigían ir muy alerta, pues ahora yo ya sabía donde
no debía dejar mis energías, pero los conflictos y tensiones eran bastante
habituales.
Las
cargas de 27 años de trabajo con bebés empezaron a salir y mis huesos también
protestaron. Volvía de manera diferente a encontrarme inmovilizada. Sufría de
pinzamientos cada vez más seguidos hasta que apenas pude caminar, tenía que ir
descansando en bancos o coger el bus para llegar a casa; no podía estar de pie
un ratito corto, ni sentada mucho rato. Mi espalda no podía reposar en una
silla tenía que estar recta. Imposible sentarme en el suelo ni dormir boca
arriba.
Las resonancias magnéticas dieron la
información: mi columna era recta, provocando dolores en cervicales y dorsales,
tenía una fisura anular, tres discopatías, desgaste y en la cadera artrosis y
un atrapa miento a causa de un quiste.
Sabía
que debía aprender a aceptar la
situación, comprenderme y buscar aquello que debía cambiar en mí. Quería mejorar en
todos los aspectos, pero no sabía por dónde empezar y me sentía bastante
frustrada por los continuos pinzamientos que me iban inmovilizando cada vez
más. Mi mente se quedaba enganchada en
el dolor y mi estado emocional no iba a mejor.
Ya
no podía hacer nada de lo que yo hacía y me gustaba. Busqué para hacer Chi Kung
pero no sabía dónde. Y empecé a hacer Pilates que me ayudaba a reforzar con
seguridad. Unos meses después supe que justo los mismos días al acabar la
sesión, hacían Chi Kung. ¡Sorpresa ¡ …
casualidad…?. Y así empecé Chi Kung en septiembre,
desde la primera clase sentí que era lo
que iba buscando.
Había
encontrado algo que me gustaba y que podía hacer, aunque mi movilidad dejara
mucho que desear. Tenía que sentarme varias veces durante la clase pues no
podía estar de pie mucho rato. Y gracias a hacer antes una hora de
estiramientos con Pilates, podía aguantar mejor la clase de Chi Kung.
A los dos meses fui al curso intensivo en
Poblet y pude hacerlo con facilidad sin sentarme apenas, allí supe que Zineng Chi
Kung era sanador.
Después
de hablar con Antonio, me aconsejó practicar cada día y me organizó un
programa. Aquí, se originó el gran cambió. Empecé a practicar diariamente y
junto con los cursos intensivos, mi vida fue tomando otro sentido en todos los
aspectos.
Físicamente
empecé a mejorar: ahora tengo menos lumbagos, y si los tengo, me duran pocos
días, también he podido reducir el dolor intenso, la inflamación en las articulaciones (pies, rodillas,
muñeca); la tendinitis del brazo está desapareciendo casi por completo; tengo
más movilidad y fuerza; y he empezado a hacer pequeñas cosas que me gustan,
disfrutándolas sin tantas molestias (empezar a salir de nuevo, ir al cine,
caminar por la montaña…etc).
Pero sobre todo observaba como en la vida
diaria se estaban ocasionando unos cambios sin que yo los buscara
conscientemente que me llamaban la atención. La calma interior se iba
acomodando en mí. Si me encontraba en medio de ciertas situaciones
conflictivas, observaba como emocionalmente, no me alteraba como antes y podía
poner la distancia necesaria sin que me afectara más tarde. Me sorprendía
también, en mi entorno, como cambiaban las relaciones con los demás, sobre
todo, con personas que apenas nos comunicábamos; notaba como volvían a
acercarse a mí con respeto y afecto. Y
sobre todo notaba esa alegría que iba saliendo de mi corazón y me hacía sentir cada
vez más feliz.
Caminar
por la vida apoyándome en la práctica me está facilitando el irme reconociendo
por quién realmente soy, dándome cuenta que lo que creía ser, sólo era “mi personaje”, o sea, aquello a lo que
aprendes a ser en esta sociedad, y sin darte cuenta acabas creyéndote que eres
tú mismo. Cuantas creencias, apegos y
juicios nos tapan nuestro verdadero ser y nos anula. Y cuanto nos cuesta
reconocerlo.
Antes
de empezar a practicar, intentaba
cambiar actitudes controlando mis emociones, pero con poca comprensión y
justificándolo todo con mi mente. Ahora va viniendo por sí solo, es como pasar
del invierno al verano, nos vamos quitando ropas y nos vamos sintiendo más livianos,
sin tanta carga pasada y sin tantos replanteamientos futuros. Sentimos,
escuchamos, vivimos, y comprendemos. Y la paz interior emerge y te va ayudando
a confiar en el momento presente.
Percibo
como el verdadero amor se va calando, invadiéndome… y desde el corazón siento
una sensación de paz interior y alegría que me llena. Es como mirar con otros
ojos, sin velos, sin juicios, pudiendo ponerte en la piel del otro, sin que te
dañe; comprendiendo, aceptando y mirando la vida con confianza. Y cuando la inseguridad
o los miedos resurgen, ya es diferente, me escucho, siento
y tengo la certeza que encontraré de nuevo el camino hacia la luz.
Ya
nada puede ser como antes…, la sencillez como persona que era lo que amagaba,
se asoma, me atrapa y me parece tan bello y tan grande. Buscar ser, cuando ya
era y en cambio no me reconocía.
¡Y
no hablemos de mi calidad de vida! ... ahora que empiezo a poder vivir
disfrutando de aquellas pequeñas cosas que me hacían sentirme tan viva, gracias
a la agilidad y fortaleza física que voy recuperando. Y al mismo tiempo que
siento mi cuerpo vibrar de otra manera, me doy cuenta, cómo se va transformando mi confianza,
mi seguridad emocional porque nada está separado.
Lo
que me maravilla en este despertar de mi conciencia, es poder empezar a
sentirme parte de todo y lo que esto representa para mí, pues me hace ser más
responsable de mis actos, de mi energía. Así voy aprendiendo a caminar, a
conocerme, a ser; intentando vivir cada instante desde el amor.
Y
para acabar, deciros, que me alegra haber podido reconocer mi propósito de vida que es “amar la vida desde la libertad de mi
corazón”.
Maribel Puig.
Testimonio nº 6.
Soy enferma de ELA , diagnosticada hace un año y medio. Mi cuerpo ha ido mutando a una velocidad vertiginosa, pero el pasado dia 13, mi cuerpo empezó a recuperarse.
Llegué con silla de ruedas, pues no podía apoyar los talones en el suelo, con intensos dolores de caderas, con mucha rigidez en todas mis extremidades y sin fuerzas.
Salí del curso, apoyando los talones en el suelo y sin dolores.
En el transcurso de esta semana, he seguido practicando zhineng qigong y los cambios han avanzado. A día de hoy vuelvo a tocar el piano ( hacia medio año que dejé de tocarlo ), cada día camino mejor y hoy por primera vez , pude mantenerme de pie y moviendo mi cuerpo a la vez sin apoyos.
Es asombroso, todo lo que me está dando el zhineng qigong !!.
Estoy feliz y agradecida a la vida por esta oportunidad de aprender a vivir !!
Doy las gracias al maestro Wei, a Antonio Rabaneda por el empujoncito que me dió cuando el miedo se apoderó de mi ser, y a los compañeros por su amor y ánimos.
Graciaaaaassss.
Meri.
Testimonio nº 7
Hola
Antonio, que decirte… gracias infinitas por enseñarme la forma del Zhi-Neng,
gracias porque con esta maravilla he transformado mi vida para mejor y con ello
la vida de los demás. Gracias por traer a Wei,, ya que su taller ha sido un
antes y un después, como todos los talleres impartidos por ti, pero el hecho de
practicar 4 días con un gran maestro, han hecho mella en mi. Una vez me comentaste
que el día que me diera cuenta del poder de curación que tenía en mí, me sorprendería…
Y así ha sido.
Desde
hace ya dos meses voy haciendo a diario la forma cada día, antes era cuando me
la pedía el cuerpo,
que como es inteligente, siempre había un momento que la pedía, ahora
haciéndola cada día ya me he transformado para mejor, y con el curso de Wei...
el hecho de tomar conciencia de uno mismo y todo lo que nos rodea ha sido muy
enriquecedor, pero también al pulir detalles de la forma, sutilezas… Ha sido un
antes y un después. También ha sido un regalo conocer a gente maravillosa en el
taller que realmente son gente que te acompañan en el aprendizaje de momentos
muy intensos de crecimiento personal…. Al llegar a casa mi hija pequeña Greta
estaba con bronquitis y le
dije que
si quería la podía ayudar… solo quiso una vez… La persona que tiene la dolencia
es ella la que tiene que estar dispuesta...Pero para mí fue importante... porque
era la primera vez que ponía en práctica la curación de forma consciente y con
las enseñanzas de abrir y cerrar de Wei como forma de tratamiento…
Al cabo
de dos días mi hijo Jan tenía dolor en un tobillo por una torcedura, sin llegar
al esguince creo… El me permitió hacerle tres o cuatro sesiones y fue una
maravilla como mejoró y curó. al cabo de dos
días Eulàlia mi compañera, me pidió que le arreglara la espalda ya que le dolía
de cansancio y agarrotamiento … Y también mejoró. Hasta ayer mismo que yo tenía
la tripa indispuesta me hice Zhi-Neng y hoy estoy muy bien.
Es una
maravilla poder ayudar a los demás y es una maravilla experimentar como hacerlo
con el Zhi-Neng.
Un abrazo
amigo.
Hasta pronto.
Joan.