Sé que es difícil sostener este maltrato continuo y constante a nuestros derechos y libertades a través de decretos, distanciamientos, vacunas, que en el nombre del bien común y de nuestra seguridad están matando, arruinando, enfermando a más personas que este virus inocente, contra el que nos han convencido debemos luchar...
Un virus que
ningún científico ha aislado, purificado, ni secuenciado aún después de un
año... Un virus que han decidido detectar con una prueba (PCR) que el propio
inventor de la misma, el Premio nobel Kary Mullis dice que no sirve para
detectar virus; un virus tan peligroso que, en España, provocó el año 2020, (el
año del holocausto del covid 19) que se contabilizaran menos muertes totales
que las habidas en los cinco años anteriores... Así lo dice el Instituto
Nacional de defunciones (INDEF)... Un virus tan peligroso que el 99,98% de las
personas supuestamente contagiadas sobreviven... No, no se trata de ninguna
pandemia, más bien es una "plandemia", muy bien planificada desde
hace años en la que se pretende esclavizar y practicar la eugenesia a toda la
población a nivel mundial; de eso va la agenda 2030 cuyo pin se cuelgan
orgullosos en la solapa nuestro presidente y varios de sus lacayos... Y cuyos
preparativos tuvieron el descaro de televisar en el evento 201, cinco meses
antes de la declaración de pandemia por parte de la OMS.
Si, es difícil de
comprender y de aceptar que quienes deberían cuidar de nuestra salud se
conviertan en sicarios y cómplices de este genocidio por un puñado de euros; que los profesionales de la información, quienes deberían mostrarnos la verdad,
se vendan de igual manera incumpliendo su código ético, que las fuerzas y
cuerpos de seguridad, que juraron servir al pueblo y defender la primera de
nuestras leyes "La Constitución" le vuelvan la espalda a los primeros
y pisoteen nuestra carta magna a través de sus actos.
Si, es difícil de
aceptar que en nuestro país (y en casi todos los del mundo que antes se
llamaban democráticos) ya nadie se pueda defender ante la injusticia del
maltrato a sus mayores en residencias y hospitales, de las malas praxis
médicas, de los abusos policiales, de las normas, todas ellas ilegales,
dictadas por los caciques regionales, de nuestro derecho al consentimiento informado ante
cualquier propuesta de tratamiento…
Porque allí donde debería impartirse la justicia (juzgados y tribunales) por todos aquellos que tienen la potestad de administrarla (jueces y magistrados), han decidido mirar para otro lado y dejar a su pueblo indefenso ante las fechorías de unos y de otros.
La Fiscalía dio la orden de archivar las miles de causas contra el gobierno y su ministro de sanidad.
El Tribunal Constitucional lleva un año sin atender las denuncias por inconstitucionalidad de los diferentes estados de alarma decretados.
El defensor del pueblo ni está ni se le espera…
Pero… éstas dificultades me hacen recordar para qué estoy aquí y cual es el propósito real de todo esto… EL CAMBIO.
Si, aunque te
cueste entenderlo, ya no vamos a volver a lo de antes… La mentira, la traición,
la manipulación, la separación, todo el dolor provocado y sus causantes… va a
salir a la luz y tienen sus días contados. Pero tienes una labor que hacer… Y
no tiene nada que ver con la de ser pregonero de estas sombrías noticias, no
tiene que ver con organizar manifestaciones, ni denunciar a todo el
conglomerado de psicópatas que idean, organizan y provocan tanto sufrimiento…
No, no se trata de eso hermano, hermana…
Nuestro papel es
dejar de darles el poder… Si, les damos el poder cuanto nos dejamos envolver
por el miedo, cuando bajamos nuestra vibración, cuando permitimos que sus
mentiras penetren en nuestros sentidos y nublen nuestras consciencias a través
de los medios… Les damos el poder cuando les votamos, cuando les odiamos…
Recupera tu poder…
Si, ese que te aporta la cercanía con tu alma, con tus seres más queridos, con
el trabajo alegre en pos de tus sueños, con la ayuda a los demás, con proyectos
comunes con tus hermanos y hermanas del alma… Amando sin medida…
Y pronto, todo
esto, será sólo un recuerdo…
Antonio Mª Rabaneda